viernes, 25 de noviembre de 2016

Curriculum: amada

¨You will emerge from the great lovemaking as a new being... follow me to what you´ve always been and always will be¨ 
Danna Faulds

Esta semana fui invitada a una ceremonia en la facultad donde me recibí. Veinticinco años de graduados. Veinticinco años en los que sólo volví a la facultad una vez y durante los cuales a la mayoría de mis compañeros no los vi nunca más.
Cuando recibí la invitación pensé en no ir. La sede de la carrera ya no es donde nosotros la cursamos, con lo cual el lugar no sería el familiar, el edificio por el que transitamos cinco años y tantas materias. Es lejos ( lejísimos) de donde hoy vivo. No conozco a ninguna de las autoridades y/o profesores actuales. ¿Irá alguno de mis compañeros? Si van, ¿ nos reconoceremos? ¿Tendrá sentido?

Después recordé la filosofía que me acompaña hace ya unos cuántos años, que me dice que yo puedo encontrar sentido. Que todo puede ser alimento y riqueza si estoy dispuesta, atenta, despierta, presente. Lo que toca y lo que elijo, y también lo que elijo y me da fiaca.

Entonces me contacté con un par de compañeritas a las que no veía hace años y quedamos en encontrarnos ahí.

Cafecito previo para reconectar y empezar a ponernos al día, el río, los jacarandás y los tilos que en esta época hacen de Buenos Aires un lugar especialmente lindo...ya estaba teniendo sentido haber llegado hasta ahí.

Arrancó el evento, primero con la típica ceremonia torre en auditorio colmado de graduados, ( rescato porsu el valor inmenso de invitarnos y reunirnos, pero no puedo negar que la primer parte me resultó insulsa), que por suerte fué corta, y después, a las aulas con las colegas de camada. Como no éramos tantas, nos propusieron que al recibir el diploma contáramos un poco en qué estábamos en el ejercicio de la profesión, o en la vida.
Cuando escuché la consigna sentí que el corazón me latía más fuerte. ¿Qué elijo compartir? Cómo hago para transmitir quién fuí siendo en estos últimos 25 años, quién soy ahora, en tres segundos?
Imposible.
Fuimos pasando de a una, se fueron sucediendo mini o maxi curriculums, pasó el trago incómodo.
Después las selfies, las charlas, y descubrir la alegría que nos daba volver a vernos ( y que de tanto charlar nos habíamos quedado sin siquiera un sanwichito de los que andaban dando vueltas).

Al terminar el evento, ofrecí llevar a una de mis compañeras hasta su casa. De camino al auto y durante todo el trayecto, seguimos conversando, tratando de hacer entrar 25 años en esos últimos minutos de viaje.
En un momento de la charla cuando ya habíamos hablado de los hijos, los padres, los hermanos, los trabajos, cuánto habíamos crecido, volvimos al tema de los maridos.
Las dos con lindos matrimonios, contentas con nuestros compañeros, agradecidas por lo construido juntos. Mi amiga me decía que creía que uno de los secretos de su relación era haber estado los dos dispuestos a cambiar, a modificar, a crecer. Yo me encontré diciéndole que en nuestro caso, lo que había ayudado mucho era que mi marido me había tenido muuucha paciencia, porque yo había tenido que crecer y sanar muchas cosas, y que nuestra relación había sobrevivido gracias a que él siempre me había querido, así como yo había sido capaz de ser en cada momento.
En ese instante, se me llenaron los ojos de lágrimas que traté de disimular. Sentí una emoción que ( a pesar de la alegría del reencuentro), ningún tramo del evento me había producido.
Mi amiga dijo algo acerca de la importancia de ser amada, llegamos a su casa, y tuvo que bajarse rápido para que no me llevara puesta el bondi que venía atrás.

Puse música y lloré un ratito tranquila mientras manejaba, con profundo agradecimiento y pensé que eso fué de lo más importante de mi vida en estos 25 años: Haber hecho la experiencia día tras día, de saberme incondicionalmente querida.

Y pensé también que eso tendría que haber compartido cuando me paré frente a todos en el aula.

Curriculum: Amada ( y sanada por el amor)

Somos amados.

Y en esta mañana está en mi corazón el anhelo de que todos podamos tener junto a los títulos y los diplomas, al menos un vínculo que nos lo recuerde.

Que así sea.







1 comentario:

  1. Flor... gracias, ser amada y dejarse amar... en la herida...
    una bendición leer estas palabras en el día lluvioso donde lo simple parece colarse en los laberintos de pensamientos, y traer frescura de eucalipto.

    ResponderEliminar