martes, 11 de agosto de 2015

La paradoja de cierta ¨ ingenuidad¨

¨Animate a querer. El amor feliz existe. Asi como hay que animarse a estar cerca de otro, confiar y entregarse para que una relación funcione, así hay que aceptar la ilusión a la que invita un proyecto político para que este pueda crecer. Uno se ilusiona y actúa, y así la ilusión se vuelve mundo. Como en el amor. Si a la ilusión la sometés a un escrutinio desencantado, el amor no se arma nunca. Y te quedás solo. 
Suena ingenuo? Para querer hace falta cierta ingenuidad. Paradógicamente, en esa ingenuidad radica la mayor inteligencia y el mayor poder de transformación y logro. Lo mismo que hace que un amor sea pleno y feliz es lo que hace que un país pueda decidirse a enfrentar las dificultades y crecer¨
Alejandro Rozitchner



Hace unos días, leí un post de Alejandro Rozitchner. Siempre me deja pensando y su ¨soga¨ es una en la que habitualmente encuentro tendidas, palabras que yo hubiera querido decir, como diría el poeta Escudero.

Ese pedacito que copié es el que me quedó dando vueltas. 

¨Animate a querer¨

La ingenuidad del amante.
Esa fina línea de equilibrio entre mandarse desprotegido, a tontas y locas, y animarse, siguiendo una intuición, unas ganas, un querer querer ( si, va doble, porque al principio queremos querer, porque querer está bueno, porque como dice Alejandro, el amor feliz existe y no nos lo queremos perder!).

Esa confianza y entusiasmo que incluye un poco de ilusión. Pero de la ¨buena¨. De la que nos lanza a una acción, o a muchas chiquitas, que permitirán que el amor se vaya armando, vaya tomando forma y se vuelva un mundo concreto, posible y disfrutable.

Cualquiera que haya vivido o esté viviendo una historia de amor seguramente podrá reconocer en ella un momento de primera ilusión. Que permitió lanzarse a la construcción de algo en común. Un momento de no analizar tanto desde la crítica desencantada, sino de confiar y dejarse llevar por una cierta intuición de posibilidad. 
Ese momento primero en el que nos animamos a querer, a dejarnos querer, y a que la cosa se vaya armando, aun sin saber qué forma tomará en el futuro, aún sin saber si sobrevivirá. Aún sabiendo, o intuyendo, que no todo va a ser fácil, que no todo van a ser rosas, que no todo será soplar y hacer botellas.

Ese impulso vital, que nos hace querer vivirlo todo, ir por todo el combo, sabiendo que lo perfecto es enemigo de lo bueno.

Yo recuerdo ese momento en Freddo de Melo y Callao, el día en el que sellamos con Juampi nuestro primer compromiso de empezar a construir algo juntos. Yo 19, él 21. Y esa ilusión. Esas ganas de aprender a querer. Ese poco de inconciencia con la que nos entregamos a intentar.

Cúanto nos hubiéramos perdido si desde la desconfianza y el desencantamiento nos hubiéramos protegido tanto como para no ilusionarnos.
Qué solos nos hubiéramos quedado.

Y lo mismo al encarar tener a cada uno de nuestros hijos, cuando decidimos hacer una experiencia afuera, con cada decisión que tomamos en relación a dónde vivir, a cómo trabajar, a cuánto involucrarnos o no en cada momento con la realidad en la que estamos inmersos.

Leo esto de animarse a estar cerca que escribe Alejandro, y todo mi ser dice SI!!!, aunque a veces me cueste, aunque a veces me duela, aunque a veces me de pereza, o me traiga complejidades y complicaciones que me cuesta afrontar. 
Si a vivir con otros, a estar cerca, a construir amores posibles, a enfrentar las dificultades y crecer.

Animarme a intentar, es lo que quiero, es lo que intento ( valga la redundancia)
.
Porque no quiero vivir guardada, defendida, desencantada, desconfiando de todo y todos.

Porque tengo ilusiones, que quiero que se vuelvan mundo.

Porque es lo que vengo haciendo, y funciona.









6 comentarios:

  1. Hola tocaya! me gustó mucho este post, y cuanto razón tiene. Mi esposo y yo, nos conocimos de adolescentes (yo 13 y el 20) pasaron los años 31 para ser exacta y nos re encontramos, y desde ese 12 de abril del 2013, seguimos paso a paso, construyendo, creyendo y amándonos como el primer día; con la diferencia que nadie más nos podrá separar como en 1982. Hoy mas juntos que nunca, y con una hija en común, la cual la bautizamos VICTORIA! porque es la Victoria de nuestro amor. Abrazo sureño María Florencia. (comento en forma anónima porque no se como se hace para publicar mi nombre).

    ResponderEliminar
  2. Hola María Florencia! Eso si que es Victoria! ( no como otras ¨victorias¨ que uno anda escuchando estos dias!!) Qué alegría tenerte de visita, y desde el sur que tanto quiero. Construir paso a paso, creer, y que funcione! Gracias por pasar y por compartir! Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Qué emoción! Bellísimo e inspirador. Gracias Flor!

    ResponderEliminar
  4. Qué emoción! Bellísimo e inspirador. Gracias Flor!

    ResponderEliminar
  5. Qué emoción! Bellísimo e inspirador. Gracias Flor!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Gracias, Gracias Maquita, por pasear por Palabras tendidas dejandome tu cariño en cada post!!

      Eliminar