miércoles, 6 de marzo de 2013

Qué dilema, Zulema!

¨ Be brave and let yourself be seen¨ 
   S. Conway








¿Decir la verdad o caretearla?
¿Trabajar para el disimulo, ser su empleada,
o trabajar para mi ?
El disimulo tiene patas cortas.
Al menos el mío, no sabe llegar muy lejos.
Se tropieza, trastabilla, se pisa y se le nota.

Una sensación de cosquilleo, nudo en la panza, previo a la salida.
Elegir el modo, ensayarlo. ¿Valdrá la pena?
Temor a equivocarme. Otras veces me equivoqué.
¿Será necesario?

Una voz, me dice, si, es necesario. Por mi, nada más que por mi.
Porque me escucho careteándola y no me creo. Y peor, no me gusto.
No me gusto mintiendo. No me gusto callando algunas cosas.
Eso que no se disuelve, queda atascado y me atasca.
Prefiero el cosquilleo, la incomodidad, correr el riesgo.
Y sentirme valiente, y dejarme ver.
Y pagar el precio.


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